Leía esta mañana un artículo de Joana Bonet sobre la excelente periodista Margarita Rivière y me encontré con un caso ilustrativo de la importancia de la comunicación sobre el producto. Refiere que Margarita publicó junto a Santiago Dexeus varios libros de divulgación y uno de ellos bajo el título de La aventura de envejecer.
Fue un desastre, nadie quería ser aventurero ni mucho menos envejecer. Ella propuso cambiarlo a Vivir la madurez con optimismo. Y se vendió la tirada completa.
Vemos en este ejemplo una obra de dos autores reconocidos en el mercado, creando una obra en un contexto de una colección perfectamente perfilada en contenido y forma contrastada de buenos resultados que es un fracaso inicial por un mal título, una pésima presentación. Un aviso para navegantes que piensan que sólo con tener un excelente producto y ser unos grandes profesionales ya tienen las bases aseguradas para triunfar.
La comunicación ha tenido, tiene y tendrá su papel importante por mucho que se haya denostado, sólo que se ha de identificar cuáles son las palancas clave de su actuación: su efecto en el posicionamiento y en la percepción del cliente potencial, en el sentimiento y la vivencia del cliente actual, su influencia en la comunidad de usuarios o en el entorno sobre el que se vive o los momentos en los que las personas interactúan hasta decidirse entre las opciones identificadas.
Se dice a menudo que una imagen vale más que mil palabras, pero se olvida que las palabras generan imágenes y sentimientos. Como aventura y envejecer llevan a unas imágenes contradictorias y negativas, madurez y optimismo trasladan a un mundo deseado sobre el que construir nuestra vida.
Construyamos con todos los mimbres necesarios nuestra propuesta y convirtamos nuestro producto excelente en una percepción atractiva a través de una comunicación cuidada y efectiva. Aseguraremos el éxito de ventas con nuestros clientes.